Desconectar para rendir mejor: 4 formas reales de descansar el cerebro después del trabajo

Creemos que descansar es simplemente “dejar de trabajar”. Cerramos el portátil, recogemos, salimos por la puerta… y ya. Pero lo cierto es que el cerebro no desconecta solo porque cambies de actividad. Si no le das lo que necesita, seguirá en modo trabajo durante horas.

Esta falsa desconexión (seguir pensando en tareas, revisar el correo desde el móvil, hablar de trabajo en casa) es uno de los motivos más frecuentes de fatiga mental y pérdida de foco al día siguiente. Por eso, si quieres rendir mejor, el descanso tiene que ser real. Aquí te dejamos cuatro hábitos sencillos pero efectivos que te ayudarán a lograrlo.

Caminar sin rumbo ni destino

Puede parecer simple, pero caminar sin un objetivo concreto (ni llamadas pendientes) es una de las mejores formas de liberar la mente. No se trata de hacer ejercicio, sino de dejar que tu cuerpo se mueva mientras tu mente baja el ritmo. Es una forma de meditación activa que no requiere apps ni técnicas complicadas.

Un estudio de la Universidad de Stanford descubrió que caminar aumenta la creatividad hasta en un 60%, especialmente si se realiza al aire libre y en un entorno tranquilo. Pasear por un parque, sin auriculares, sin prisa, ayuda a dejar atrás la jornada laboral y a recuperar energía mental para el día siguiente.

Haz una transición con música o silencio

El cerebro necesita un «puente» entre el modo trabajo y el modo personal. Escuchar música suave, instrumental o de baja intensidad puede actuar como ese punto de inflexión emocional. No es casual que muchos terapeutas usen música para inducir estados de relajación: la música tiene un impacto directo en nuestro sistema nervioso.

Por el contrario, también puedes optar por el silencio: 10 minutos sin estímulos sonoros pueden ser increíblemente reparadores. Un estudio publicado en Heart reveló que dos minutos de silencio absoluto reducen la presión arterial y la frecuencia cardíaca más eficazmente que música relajante.

Haz algo con las manos (y sin pantallas)

Actividades como cocinar, dibujar, cuidar plantas o incluso ordenar un cajón activan partes del cerebro distintas a las que usamos para trabajar. Son tareas que te conectan con lo físico, con el presente y con el cuerpo, ayudando a frenar la hiperactividad mental.

Este tipo de actividades también tienen un efecto regulador sobre la ansiedad y el estrés. Según un estudio publicado en The Journal of Positive Psychology, las personas que practican hobbies manuales reportan mayor bienestar y sensación de control emocional. No hace falta ser experto: lo importante es que sea placentero y sin juicios.

Cierra el día con intención, no por inercia

Muchas personas terminan el día “como sale”, encadenando notificaciones, cenas rápidas y contenido en bucle. Pero algo tan simple como dedicar cinco minutos a escribir tres ideas (qué ha ido bien, qué te gustaría mejorar mañana y algo que agradeces) puede transformar tu sensación de cierre diario.

Investigadores del Centro de Cognición y Cerebro de la Universitat Pompeu Fabra señalan que este tipo de rituales ayudan a reducir los pensamientos repetitivos y facilitan una desconexión mental más profunda antes de dormir. Dormir bien es una de las formas más poderosas de recuperar claridad y energía.

¿Y si tu entorno también ayudara a desconectar?

En CINC, sabemos que el bienestar no termina en la oficina. Por eso, nuestras sedes están ubicadas en lugares que invitan a desconectar de forma real: oficinas en el 22@ de Barcelona, al lado de la playa, junto al parque Diagonal Mar, y en Girona, a escasos minutos del pulmón verde de la ciudad, el Parque de la Devesa, a un paso del centro histórico. Salir del trabajo y poder caminar, respirar o simplemente sentarte al sol forma parte de una experiencia de oficina que cuida de ti, incluso cuando terminas la jornada.

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